¿Oyes ese eco?
És el sonido de las teclas que retumban en mis oídos. Unas paredes vacías que desencadenan distancias no pedidas.
És el sonido de los pájaros que el viento trae por las ventanas. Mientras pienso en nada. Mientras pienso en todo.
És el sonido del reloj. Tic, tac. Tic, tac. Espero ansiosa tu llegada.
És el sonido de Claudia. Está cómoda, se dormirá en breve. Ronronea.
És el sonido de mi estómago. No tiene hambre. Conectado a mis pensamientos dice todo aquello que mi voz calla.
És el sonido del vacío. Aunque mirando sé que hay. No veo nada. No ahora.
És el sonido del aire. El aire que ves gracias al movimiento de las cortinas. Lo siento, lo siento tan frío que hasta mis huesos se hielan.
El eco de tu voz retumba en las paredes y en el aire todavía quedan restos de tu perfume. Anhelo.
Recuerdos me invaden, alimentan los vacíos, los ecos ayudan. Deseo.
Mi mente juega conmigo, oigo llaves, el sonido del timbre. Esperanza.
Sentada. Pasan las horas. Tiro millones de segundos. No importa. Solo espero. Vale mi tiempo. Vale la pena.
2 comentarios:
Precioso... pequeños detalles del dia a dia...que amenudo pasamos por alto.
Gracias por darme tu tiempo, gracias por venir a salvarme, gracias por compartir, por entender, por escuchar...Gracias por hacer de mi pasado un tiempo perdido bien entendido....Entendido por fin, al encontrarte, entendido por que sé que todo ha sido una búsqueda de ti.
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