viernes, 14 de enero de 2022

EL SINFÍN DE LIBROS EMPEZADOS

A veces vuelvo al blog, como quien vuelve a abrir el álbum de fotos de casa de los padres, a ver esas viejas cintas de vídeo llenas de polvo. Vuelvo a verme, a leerme con la perspectiva de los años que he ido dejado pasar, con algunas vivencias más, e incluso a veces con otro énfasis. Y hoy leyendo aquí sobre el libro de Austen que no llegué a comprar, sobre la B de Bestias y lo triste que sentí en mi egoísmo pasado un tiempo, al saber que Sue Grafton había fallecido sin escribir la X, ni tan siquiera el borrador..

Dejando a un lado las evidencias de la situación que nos rodea..

Llevo un centenar de títulos acumulados que soy incapaz de leer. Todo empezó en Sant Jordi de hace dos años ya, con un libro que se me indigestó, y fue así por una tontería, se trataba de una trama policíaca surgida en la ciudad condal, en sí el libro era de ficción, sin embargo, los protagonistas tenían nombres y apellidos de personajes públicos, y como yo puedo ser bastante cerrada  de mente e imaginación a veces, no conseguí desvincular esos nombres y darles una nueva identidad.
La sabiduría de las emociones, fue una recomendación que quedó en el estante, porque quizás no era el momento y no sin llevar si quiera una voz en off. Pienso que los libros que te hacen ahondar en tu interior puedes ser útiles si sabes amoldarlos a tus necesidades, ya que pueden servirte para fijar y priorizar lo más importante y mas olvidadizo; tu persona. Pero también creo que hay mucho libro de autoayuda que no vale nada.

Volviendo a Sant Jordi, llegó un libro, que sé que lo terminaré, porque me parece muy interesante aunque no me resulta sencillo de leer, ya que es como estar en la cabeza de alguien sin el previo orden que se le da a los pensamientos antes de enviarlos al exterior mediante la voz. Está escrito por un músico, y viene un poco a hablar sobre los dilemas emocionales y nuestros yoes, así como la ciudad interna que nos creamos..

Podría añadir algunos más, en versión Kindle, que empecé, pero ahí están..  a medias.

Siempre he pensado que quién quiere leer encuentra tiempo, sin embargo me contradigo en el punto en el que no soy capaz de leer una página al día, para leer un libro al mes. Por lo que como si de Netflix se tratase, cuando pillo un libro o me lo leo de una sentada o nada.

martes, 25 de agosto de 2020

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 ¿ Añoras ?

viernes, 24 de marzo de 2017

ME GUSTA...



Me gusta que llueva y llevar capucha y no paraguas.

Que en el metro hayan violinistas tocando clásicos.

Estar junto al mar y ver atardecer.

Querer apartarme para evitar chocar con alguien y acabar chocando igualmente.

Quedarme dormida bajo el sol en la playa.

El olor a crema solar.

El olor a humedad cuando llueve.

Tirarme en trineo cómo si tuviese cuatro años y no hubiese mañana.

Ir por la calle, mirar una ventana y que haya alguien y se esconda de golpe.

No poder evitar tener una oreja en la mesa de al lado.

Pasarme un rato llamando a alguien que a su vez me está llamando.

Estar hablando por teléfono y darme cuenta de que se ha cortado hace un buen rato. 


jueves, 26 de mayo de 2016

COLOFÓN..

Todavía no puedo hablar del colofón final, porque ha escrito muchos libros y para mi en su conjunto todos forman uno. 

La descubrí hace diez años con la B, la B de Bestias. 

Siempre he disfrutado de la lectura de un modo intermitente, la vida a veces nos lleva a derrochar tiempo en otras cosas menos fructíferas, cómo algunas relaciones sociales y sentimentales. Así pues yo en mi mayor grado de inocencia y a su vez de rebeldía adolescente, me encontraba en un trabajo de mala muerte en el que las horas -que eran muchas- no pasaban y sin nada pendiente por hacer, me fijé en el botiquín y lo abrí, cómo quién abre un armario en una casa ajena, en busca de nada. Ahí estaba, viejo y sin su protector de cubierta, la B. Inevitablemente deslicé los dedos entre sus páginas, notando el tacto de esas hojas -amarillentas ya por el paso del tiempo y el descuido- duras, no debían haberlo leído mucho, pensé para mi. 
Me hallaba sentada, aburrida y con un libro entre mis manos.. Sorprendida me descubrí con el libro terminado tres días después, tenía hambre, hambre de leer más de saber más, quería más letras, más horas, más libros. Sentí pasión, pasión por la lectura.

Después de la B, me compré la C, y así sucesivamente..  Me hallaba leyendo como si nunca antes hubiese leído, como quién después de hacer un largo ayuno se encontrase con su plato favorito en la mesa, trasnochaba y madrugaba impulsada por las ganas de leer. 
Y cuando llegué a la H comprendí que necesitaba recular, necesitaba la A, de Adulterio, para seguir adelante, porque quería saber quién era esa joven detective y poco ortodoxa a la que ya le había dibujado un rostro, un cuerpo, una forma de moverse y hasta un tono de voz.. 

Tengo que reconocer que hasta antes de empezar con la B, había leído bastante novela negra, siempre me ha gustado, quizás ese punto intrigante que te mantiene en vilo me enganche. Y aunque son estilos distintos y Agatha Christie sea una escritora no sólo de fama mundial sino que además una referencia, Sue Grafton no solo me conquistó por su manera de escribir, de describir, sino que despertó en mi la consciencia del placer de la lectura.

Y aunque lentamente y con la misma pasión y ansia que cogí el primer libro, sigo leyendo sus libros sin ganas de llegar al colofón.

miércoles, 6 de abril de 2016

TAMBIÉN YO LOS HE SENTIDO ALGUNA VEZ

Tengo que reconocer que me cuesta, me cuesta leerte de manera subjetiva, no encontrar entre tus letras el nombre de quién marcó tu vida de un modo que muy lejos estoy de comprender, me cuesta mucho evitar imaginar qué sentiras a día de hoy respecto a ello y cómo evito yo que ciertas palabras retumben en mi cabeza con tal peso que podrían aplastar mi columna.
Pero debo reconocer que cuando consigo enfriar mi cabeza, dejar a un lado esos sombríos sentimientos de celos por lo que leo y no por la seguridad de lo que siento, puedo recordar esos días en los que se me hablaba sobre los celos, sobre esos sentimientos irremediables que se sienten al saber que existen otras personas que marcan también tu vida, sobre esas risas que se te escapan cuando no está presente, sobre querer dar el mundo y quedarse en el océano en el intento. Antes era incapaz de comprender nada, todo me resultava exceso de autoestima, exceso de desconfianza, pero qué fácil es hablar sobre algo que no te afecta, algo que no sale de ti, poner a los demás y sus situaciones bajo un juicio injusto, hasta el día en el que eres tú quién piensa cómo otros pensaro ayer, y entonces vuelves a áquel momento en el que escuchastes lo que ahora son tus propias palabras.