llegas tarde

Llegan momentos a lo largo de tu vida en el que te da por mirar atrás, analizas todos los logros y los fracasos como si ello fuese a solucionar tu futuro, como si ello te permitiese entender el ¿por qué? de tantas cosas.
Y te das cuenta, cuenta de que las percepciones cambian, de que hay tantas cosas que tenías y ahora no, y tantas otras que no tenías y ahora tienes.
¿Qué nos sucede? ¿Qué me sucede? te preguntas constantemente, ves el mundo avanzar, ves la temple de las personas, la seguridad, el modo en el que se desarrollan y es inevitable no preguntarse a uno mismo ¿me he quedado atrás? ¿estoy estancado?
Toda esa naturalidad que creías en tus actos, vista desde lejos resulta que no era tan certera.

Cientos de páginas en blanco roto llenan años de una vida mediocre, una vida vivida desde la comodidad de quién no arriesga nada, de quién no se atreve a salir de la zona de confort, de quién todo lo tiene fácil y cree que nunca necesitará valerse, de verdad, por si mismo.

En un bucle dónde cualquiera tiene voz, y voto. Dónde resulta más fácil opinar sobre lo ajeno y olvidarse de lo pendiente de lo propio, donde es más fácil ocuparse de los demás que ocuparse de si mismo.

Coger el toro por los cuernos es más sencillo para los demás, siempre y cuando "los demás" no incluyan a uno mismo.

Y así ves la vida pasar a través de un ventanal cerrado, porque fuera hace mucho frío, porque de ese modo estás protegido, nada te puede pasar desde ahí, nada en absoluto.

Y llegas a un punto en el que ni sientes ni padeces, tu cuerpo se sume en el adormecimiento, la atrofia que muchos otros desearían no sufrir, y les ha tocado - como quién gana en un sorteo, al azar -

Cuánto egoísmo en una sola persona. Y sigues sin reconocer que esa egoísta eres tu. Te miras en el espejo como si de un ajeno se tratase, y ya ni a ti mismo te sonríes, como si estuvieses muerto, pero no lo estás, respiras, tus funciones físicas y cerebrales - aunque adormecidas - funcionan.

Y el día en el que te des cuenta de que tus días ya no serán más que uno, el último día, ese día, te arrepentirás de todas las oportunidades que tuviste en mano para hacer lo que quisieses con ellas, entonces será tarde. Porque llega un día en el que es tarde, y lo es de verdad, en el que las excusas ya no sirvan, no habrá tiempo que las sostenga. Te habrás quedado sin tiempo.